Las cartas que nos tira la vida en ocasiones son complicadas, pareciera que disfruta ver como al final solucionaremos las encrucijadas que nos pone.
Los primeros 3 días de junio durante mis últimos 8 años fueron días de ensueño, días únicos e imborrables. La vida me otorgaba nuevamente la posibilidad de seguir conquistando muchos sueños, me daba la grata alegría de vivir nuevas experiencias al lado de viejos amigos y la llegada de algunos nuevos.
Las cartas que nos tira la vida suelen ser contundentes. No lastima el hecho de no poder seguir haciéndolo, pareciera una llamada a cerrar círculos, a darle la vuelta a nuestro libro, a ver en otra dirección; no lastima no poder seguir viviendo en un mundo irreal, simplemente duele cuando estaba en tus planes hacerlo. Cuantas veces escuche la eclesial frase sobre hacer reír a Dios contándole tus planes.
Salí de mi zona de confort hace tiempo, aventurándome a nuevos proyectos personales y desde muy niño lo he hecho. Lo que he querido hacer simplemente lo hago. La última aventura me llevó a México DF; dejé mi vida en Torreón, mis amigos, familiares, todo lo que pudiéramos conocer comocomodidades en busca de nuevas vivencias, nuevo trabajo, vivir más. Siempre será difícil alejarse de nuestras zonas de comodidad para verdaderamente entrar al mundo profesional y ahora en este reto desde la capital de los negocios en Latinoamérica.
Conozco y he escuchado de gente que llega de entrada por salida simplemente en búsqueda de algo. La vida me sonrió con una oportunidad de empleo única en su tipo. Es así como dejas todo en tu ciudad de origen, lanzándote a un nuevo desafío, en la épica historia de buscar casas donde vivir sin haberlas visto en persona solo por Internet sin haber sido engañado o robado; tener la oportunidad de crear contenido para millones de ojos que ven su TV, o escuchan su radio o leen sus diarios o revistas. Es el famoso “Dream Job” para muchos.
No suelo etiquetarme en esos rubros, cada trabajo o proyecto que hagamos nos proveerá de una gran y enriquecedora experiencia para bien y siempre para bien. Todo fracaso profesional es un logro de vida y no me malinterpretes, pero cada fracaso nos brindará una lección de las cosas que sí y no debemos hacer en nuestros siguientes proyectos, esa es nuestra manera de seguir creciendo si es que estamos dispuestos a hacerlo.
Lo cierto es que las cartas que nos tira la vida en ocasiones parecen ser misteriosas, recibes una oferta que no solamente ilusiona, además te brinda la oportunidad de volver a hacer una de las cosas que más disfrutas. Las cartas que nos tira la vida deben de ser respondidas, es ir o no ir.
Teniendo un buen trabajo en la ciudad que más quería y habiendo vivido solamente un mes y siendo conquistado por el potencial que tenía la ciudad en relación al talento que quería desarrollar tomé la decisión. Cuando sabes que regresarás a la empresa que abrió tu mente hacia cosas que jamás imaginaste, con una nueva oportunidad en puerta de no solamente crecer tú, sino además la empresa que vive momentos complicados pero que sabes perfectamente que tu talento puede ayudar, es emocionante; lo gritas al mundo, simplemente lo dejas todo de nuevo. Es una manera de regresarle un poco de lo que te ha dado.
Y es precisamente en estos momentos cuando con dolor uno solamente se pregunta por qué. Volví a dejar todo, otra ciudad, otro trabajo, un lugar totalmente establecido, las cosas con las que tal vez alguien pudiera detenerse y “sentar cabeza”. En esta ocasión las cartas que jugamos no fueron las mejores. Una mala mano.
Regresas a casa y a tus raíces preparando el siguiente paso, los días pasan, están trabajando en ello, piensas. El tiempo avanza, correos sin respuesta. Problemas con las visas, la breve respuesta. Claro, dejas todo lo que difícilmente conseguiste, lo que tanto te costo y terminas con nada de nuevo por una promesa que se escuchaba linda y creen que uno puede sencillamente conformarse con esa respuesta. No gracias. Tal vez ya les diste demasiado, quizá ahora ellos te deben a ti.
La ira pasó, las aguas calmaron su intensidad y a pesar de regresar a ser uno más en la estadística, de ser un “desempleado” mas, de tener nula energía, de que las ideas estén estancadas, de ser el siempre solitario, de vivir haciendo planes donde no pasa nada, de esperar que lleguen las cosas, de levantarse irritado y cero pasión, me encuentro tal vez en un momento que era necesario; en un momento de pausa, de reacomodo, de reparación, que analizando en retrospectiva la última que pasé por esta etapa fue la antesala a una de las mejores etapas que me han ocurrido.
Pareciera que nos tiran estas cartas a propósito, sin embargo así ha sido toda nuestra vida, así nos han lanzado las cartas desde el inicio de nuestros tiempos, y fue nuestro juego el que nos puso en donde estamos.
Pasamos nuestras vidas en eternas “Y”, yendo por caminos decidiendo si la mejor ruta será por esta o por la otra, si será salir o quedarnos. Así continuamos, cada ruta que marcamos se convertirá en nuevas “Y”, decidir si nos iremos por aquí o por allá. Y es que viendo hacia atrás, hoy cada quien precisamente desde donde estamos leyendo estas palabras somos una serie de consecuencias de las decisiones que hemos tomado, la pregunta es, cuál será tu siguiente paso?