La festividad del Día de Muertos le ha otorgado a México reconocimiento mundial por su rica cultura, colores y tradición. Entre los muchos elementos que incluye esta conmemoración, está la flor de Cempasúchil.
Entre tonos amarillos y anaranjados, además del intenso aroma a la tierra, esta flor carga años de historia, simbolismo y folklore. Desde la época precolombina, esta flor ya desempeñaba un papel importante con fines espirituales y ceremoniales.
Para los mexicas, el cempasúchil representaba la unión entre la vida y la muerte, y esta creencia se extendió hasta la actualidad donde es parte esencial de las ofrendas y decoraciones del Día de Muertos.
El nombre de la flor de cempasúchil proviene del náhuatl “cempohualxochitl”, “cempohual” que significa veinte o muchos, y “xochitl”, que significa flor, traduciéndose así su nombre a flor de veinte o muchos pétalos.”
- La flor de Cempasúchil es originaria de México
En el Día de Muertos se cree que el aroma de la flor de cempasúchil guía las almas de los difuntos en el camino hacia la ofrenda que les espera en el mundo de los vivos. Esta es una clara referencia a que el aroma de esta flor guía con amor a las personas que se fueron, y que esperamos vuelvan año tras año a visitarnos y reencontrarnos con nuestros seres queridos.
La otra flor
Una acompañante del Cempasúchil es la Flor de Terciopelo, caracterizada por su color morado y textura suave. Se cree que es originaria de África y de Asia.
Celosia argentea
La Celosia argentea, mejor conocida en nuestro país como flor de terciopelo o cresta de gallo, es una flor representativa de la celebración de Día de los Muertos.
Una tradición familiar
Para que estas flores adornen los hogares mexicanos, hay miles de agricultores en el país trabajando para sembrarlas y a finales de octubre comienzan a cosechar.