A medida que fui creciendo comprendí que no había años malos, solamente momentos de gran aprendizaje, reflexión y batallas que se ganaron o perdieron. Un muy doloroso 2016 puso a prueba mi capacidad de resiliencia, lleno de numerosos días fingiendo sonrisas donde en pocos momentos existieron; No fueron días fáciles, ni tampoco días que durarían para siempre.
Momento de respetarnos y querernos más, de desarrollar de mejor manera el gran talento de tener paciencia, de nunca dejar de soñar, de dosificar la tecnología para abrir paso a las verdaderas conversaciones, de aprovechar la bendición del tiempo para ayudar a otro, de utilizar nuestro valioso tiempo en pro de los que amamos y también muy importante en pro personal; de reír y vivir en paz. Cuántas lecciones sigues dándome desde arriba †
Así terminamos e iniciamos un año más, dispuestos a convertirlo en el mejor de todos, de reinventarse, seguir aprendiendo y disfrutar de esos pequeños, breves y en apariencia insignificantes momentos. Agradecido por que coincidimos. Bienvenidos sean los nuevos lugares, las nuevas caras y nuevos amores, bienvenidos los nuevos desafíos que la vida traiga, bienvenidas las victorias que están por llegar y lecciones que nos dejará el camino.
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