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Sólo nos separamos para volvernos a encontrar

Su vida la vivió como pocos e hizo más que amigos, grandes hermanos a lo largo de su vida. Cada que tenía el gusto de conocer a alguno de ellos, ninguno dijo otra cosa diferente al gran ser humano que mi papá era y alguna historia o anécdota que vivieron juntos salía siempre en la conversación. Lo que lo conocieron, seguramente tienen su historia favorita.


Quienes lo conocieron bien sabemos que esto de estar tristes y entre lágrimas no era lo suyo. No podemos así de fácil evitar llorar su partida cuando era él el que nos animaba, levantaba, aconsejaba y sacaba esa sonrisa. Él era el hombre más enamorado de la vida. Mi primer y mejor amigo que tuve.


Sus últimos días vivió tranquilo, ya no era ese hombre acelerado como seguramente lo recuerdan, yacía tranquilo en su cama al lado de todos sus seres queridos que venía a visitarlo, los llevaba a todos en su pensamiento me decía y externaba su felicidad con todas las muestras de cariño que le brindaron.


Era evidente su preocupación, no sabíamos que pasaba, no le encontramos, no le hallamos. De sus mas difíciles, peores y últimas horas no es necesario hablar, fueron muy duras. solamente puedo asegurarles que luchó, que no se rindió y que simplemente su enfermedad nos ganó.


“Ya podremos dormir cuando nos vayamos. Ya descansaremos en la eternidad” es la lección que más veces le escuché decir y hoy mi Padre, nuestro hermano, nuestro primo, nuestro cómplice y confidente, nuestro gran amigo ya se encuentra descansando, ya no tiene cables que le impidan moverse libremente.


Fiel a su vieja costumbre, no avisó que ya se iba, no se despidió porque sin duda él sabía perfectamente que solamente nos separamos para volvernos a encontrar.


Hasta Luego PAPÁ.

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